LA CAÑADA DEL LOBO
A mi me tocó dormir con Rubén Larios y dormimos muy tarde sobre la una porque no paramos de hablar y Quini no nos regañó así que por la noche lo pasamos muy bien hablando, saltando en las camas, y además la cabaña no es muy grande y no había un salón para estar así que jugamos al cuarto oscuro en los dormitorios que estaban llenos de literas, uno era para las niñas y otro para los niños, pero ellas son menos y estaban más cómodas y nosotros somos más.
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